A LA CULTURA DESCONOCIDA
Sr. NOBE HIROHISA
En marzo de 1989, nos dirigimos a Madrid vía Anchorage. El Aeropuerto de Narita estaba cubierto de nieve.
Somos cuatro de familia--Mi esposa, primero hijo(era alumno de tercer grado del colegio primaria), segundo hijo(fue al parvulario). Era la primera vez que tuvimos pasaportes.
En enero el Ministerio de Educació Nacional me avisó que me podría enviar a Madrid en España para trabajar en la escuela japonesa por tres años. Más de 300 profesores tomaron el cursillo para vivir en los países extranjeros en el pasado. Yo también asistí al curso de una semana y pensaba que todo saldría bien. Lo acuerdo como si hubiera ocurrido ayer.
Cinco profesores de lugares varios, incluido yo, fueron enviados a la misma escuela en España; el presidente del nuevo colegio es de Hokkaido, el profesor deportivo de Tokio, el profesor para la asigunatura social de Aichi-ken, el profesor para el colegio primario de Saitama-ken.
Me preocupaba mucho la salud, la seguridad y el idioma en la vida extranjera, no obstante, llegué a pensar que iría bien después de todo porque me di cuenta de que vivían muchos japoneses allí.
El número de nuestros equipajes asciendío a 21 en total; enviando 15 cartones ondulados por avíon y llevando 6 maletas a Madrid.
Llegamos al aeropuerto de Barajas a las seis de la mañana, y pasamos por la aduana a las siete. Estaba completamente oscuro afuera, y nos sorprendimos mucho que clarease el cielo a las ocho. El profesor del colegio japonés vino al encuentro de mi familia, y nos llevó al Colegio Japonés de Madrid a lo largo de N6(CARRETERA DE CORUñA), conduciendo por la calle castillano y Gran VíA. Nunca podré olvidar la gran sorpresa que me dio la vista de este lugar aunque han pasado 5 años.
Vimos los edificios modernos entre los antiguos imponentes de piedra y los coches con solo retrovisores exteriores izquierdas que corrían a la velocidad de más de 100km/h. Sobre todo, me impresionó el hecho natural de que la gente pasando por la calle no eran todos japoneses.
El coche de CJM nos transportó al colegio en solo treinta minutos, corriendo por la calle de poco tránsito debido a una gran fiesta de la Semana Santa. Una casa magnifíca de familia noble se reconstruyó y se convertío en el colegio presente con un gran campo donde podemos jugar al fútbol.
Los cursos de la primaria y la secundaria son compartido por unas 120 alumnos en total. Los profesores/as se pudieron dedicar a sus almunos perfectamente. Porque cada clase tenía 5-20 almunos y un ambiente hogareño.
Primero tuvimos que aprender el idioma de español para llevar la vida diaria; las palabras de nombres usado en las compra. Teníamos dificultades en dominar la conjugació regular. Intentaba enviar a mi hijo menor al parvulario, pero no pude hacerlo debido a que todos los colegios en España comienzan en septiembre y él estaba en edad escolar es ese momento. Ingresó en la escuela primaria en septiembre. Se acostumbró al nuevo ambiente del colegio pronto y llegó a servir de intérprete para nosotros en solo medio año. Me parece que nos pudimos estrechar rápidamente las relaciones entre nostros y los españoles a través de sus compañeros de clase y sus familias.
Me di cuenta profundamente que tuvimos muchas experiencias preciosas, viviendo como "Gaijin(Extranjero)" en un ambiente desconocido desde el punto del idioma, la cultura, la historia, las costumbres y la concepció de valor sociales.
Un día nos gustaría volver a visitar Madrid otra vez, donde pasamos una época impresionante durante tres años, nos nacío el tercer hijo y mi mujer quedó embarazado de la cuarta niña que nacío en Japó.
Tuvimos una linda experiencia en Madrid que recordamos siempre. |